La crisis citrícola golpea con fuerza al campo valenciano: precios bajos, plagas e importaciones sin control agravan una situación ya insostenible.

No solo la pesca está tocada… el campo también se hunde

He pasado casi toda mi vida cerca del mar, pero últimamente me ha picado la curiosidad por ver qué pasa tierra adentro. ¿Y sabes qué? El campo valenciano no está mucho mejor que nuestras costas. Después de leer, preguntar e investigar, lo tengo claro: la crisis citrícola en la Comunidad Valenciana es de las más duras que se recuerdan.

¿La culpa? Un cóctel explosivo de precios de miseria, competencia extranjera sin control, ayudas que no llegan y plagas que lo arrasan todo. Los agricultores están hasta el gorro. Y con razón.


¿Cómo puede competir una naranja valenciana con una de Sudáfrica?

Vamos con datos, que hablan más claro que cualquier político en campaña.

Importaciones descontroladas: cada vez entra más fruta de países como Sudáfrica, Egipto, Marruecos o Turquía. Entran más baratas, sí, pero sin los controles fitosanitarios, laborales ni medioambientales que aquí se exigen. Lo llaman “dumping” y es legal… pero profundamente injusto.

Sudáfrica exporta millones de kilos de naranja a la UE sin estar obligada a cumplir las normas que cumplen los agricultores valencianos. Resultado: la fruta de fuera gana terreno en supermercados y la nuestra se queda sin vender o se malvende.

En la campaña 2024/2025 se importaron 282.634 toneladas de pequeños cítricos, un 3,7 % más que el año anterior. Esto ha encendido todas las alarmas en el sector.


Precios por los suelos, costes por las nubes

¿Sabías que a muchos agricultores les pagan menos de 20 céntimos por kilo de naranja? Eso no da ni para cubrir gastos. Mientras tanto, tú y yo los pagamos a 2 o 3 euros en la tienda.

A esto súmale:

  • El precio del gasoil agrícola ha subido un 45 % desde 2021.

  • Los fertilizantes se han encarecido más de un 80 %.

  • La mano de obra cuesta más, y con razón, pero no hay margen.

Según AVA-ASAJA, el coste medio de producción ha subido a 0,27 €/kg para naranjas y 0,33 €/kg para mandarinas. Y ni así llegan a fin de campaña.


Cotonet, la plaga silenciosa que destroza los campos

No solo es el mercado el que castiga. También la naturaleza.

El cotonet de Sudáfrica (Delottococcus aberiae), una plaga microscópica, está arrasando naranjos y caquis. Deforma la fruta y la hace invendible. La Generalitat ha destinado más de 4 millones de euros a combatirla, pero el daño sigue ahí.

Esta plaga forma parte de las campañas oficiales de sanidad vegetal del Consell, y no deja de propagarse.


Sequía, lluvias torrenciales y más pérdidas

En 2024, el campo valenciano perdió más de 1.400 millones de euros por culpa de la sequía y las DANA. En algunas comarcas se ha perdido hasta el 70 % de la cosecha. Una ruina.

Y lo peor: cada año es más extremo. Más calor, menos agua, más incertidumbre.


Ayudas que no llegan… o llegan tarde

El campo necesita apoyo, pero el dinero público va a paso de caracol. En junio de 2024, solo se había pagado el 47 % de las ayudas europeas del FEAGA en la Comunidad Valenciana. Los agricultores denuncian que la burocracia los está ahogando.

Aunque la Generalitat ha convocado nuevas ayudas para el periodo 2025–2029, muchos ya no confían. Demasiadas promesas sin cumplir.


¿Y qué piden los agricultores?

No piden milagros. Piden justicia. Piden lo que cualquier trabajador pediría si ve que todo su esfuerzo no vale nada:

  • Cláusulas espejo: si tú me exiges, tú también cumples.

  • Controles en frontera, reales y constantes.

  • Campañas de consumo de producto local, más allá del postureo.

  • Precios mínimos garantizados que cubran los costes.

  • Menos burocracia y más agilidad en las ayudas.


Voces del campo, sin filtros

“Tengo campos enteros que no recojo. Me sale más barato dejar la fruta en el árbol.”
— Agricultor de la Ribera Alta

“Nos hacen competir con países que juegan con otras reglas. Así no hay manera.”
— Técnico de una cooperativa de La Safor

“El campo se muere y nadie se entera hasta que falte fruta en la tienda.”
— Productor de cítricos en Castellón


¿Hay alguna luz al final del bancal?

Algunas cooperativas están tirando de ingenio:

  • Venta directa online, para saltarse al intermediario.

  • Transformar la fruta en zumo, mermeladas o snacks.

  • Producir en ecológico para dar valor añadido.

Pero esto solo es viable para unos pocos. Si no se arregla lo estructural, el campo valenciano está condenado a ir desapareciendo, árbol a árbol.


Reflexión final

He pasado años en el mar, viendo cómo la pesca se iba apagando. Y ahora veo que la tierra tampoco levanta cabeza. El campo valenciano lleva tiempo avisando. Solo falta que alguien escuche antes de que sea demasiado tarde.

Porque cuando el último agricultor cierre su campo, no valdrá llorar por las naranjas.


Fuentes consultadas:

Comparte este artículo